Arranca la urbanización de la punta norte de Zorrozaurre donde se levantarán pisos

Tres bloques con 172 VPO a entregar a principios de 2024 estrenarán las promociones en unos meses. Las grúas crecerán como setas

«Compramos los suelos en el año 2000. ¡Ha pasado tanto tiempo! Pero, por fin, este proyecto se hace realidad». Rosa Revuelta, directora comercial de Jaureguizar, pasea por el solar que acogerá la primera promoción de viviendas en el interior de la isla de Zorrozaurre, en el área bautizada como Punta Norte, entre San Ignacio y Zorroza. Todavía cuesta imaginar su aspecto definitivo, pero ella, plano en mano, lo ve meridianamente claro. Rodeados por montañas de escombros -restos de hormigón y ladrillo-, y decenas de catas para analizar la calidad del suelo, ubica sin dificultad los primeros edificios que poblarán el nuevo Manhattan en Bilbao. «Aquí levantaremos tres edificios de VPO, de diez, ocho y siete plantas», señala. 172 inmuebles. «Ya hemos vendido el 95% y estarán listos para principios de 2024», apunta antes de girar el dedo a la izquierda, hacia un solar que albergará dos bloques más «de 13 y 12 alturas». «Serán 233 viviendas de protección tasada (VPT) que vamos a empezar a comercializar y, como gestionamos en régimen de cooperativa, en cuanto tengamos compradores, construimos». Y, «un poco más al fondo», está prevista una tercera promoción de 260 pisos libres, «con plazos más difusos».

La verdad es que incluso con explicaciones e infografías se hace difícil visualizar el resultado porque todavía está todo muy verde. Dos grúas y varias excavadoras trabajan en el relleno del canal, pero el resto es mezcla de solares vacíos y ruinas industriales. Falta mucho, pero se ha avanzado mucho más para llegar hasta aquí. El proyecto empezó a gestarse en 1995 y ha sido muy laborioso por su propia complejidad y por los titulares implicados -más de la mitad de sus 831.781 metros cuadrados son del Gobierno vasco, la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento de Bilbao, y el resto, de empresas y particulares-. «Un plan de transformación urbana de esta envergadura (contempla hasta 5.474 viviendas) lleva su tiempo, y más si durante su desarrollo se tienen que soportar crisis económicas, sanitarias, financieras…», subraya el gerente de la comisión gestora de Zorrozaurre, Juan Carlos Sinde. Si bien puntualiza que ya llevan años obteniendo frutos: «La clínica IMQ, la sede de IDOM, la apertura del canal, el puente Frank Gehry, la urbanización de la margen derecha y las primeras viviendas en dicha zona…».

El suelo se elevará tres metros

Esas obras de urbanización en Deusto concluirán «este mes», según apunta Iñigo Escobal, director general de la adjudicataria, Viuda de Sainz. Y la misma firma, en unión con Cantábricas, realiza ya trabajos similares dentro de la isla tras lograr el contrato en mayo por 12,2 millones de euros.

Y tienen faena, porque otra complicación del proyecto es que el actual suelo no será el futuro suelo. «Hay que levantar todo hasta tres metros antes de empezar a construir», aclara Rosa Revuelta. «La necesidad hidráulica establece que los nuevos edificios deben estar por encima de la cota más 5,00 metros en la punta sur y de más 4,70 en el resto», puntualiza Sinde, que pone como ejemplo el siguiente puente que tendrá la isla, que conectará con Zorroza y exige la construcción de «un relleno de ocho metros». Es la solución del Master Plan para minimizar el riesgo de inundaciones y prevenir los efectos del cambio climático que amenazan con subir un metro el nivel del mar antes de 2100.

La urbanización se prolongará 28 meses, pero Jaureguizar confía en iniciar la edificación de sus bloques de VPO el año que viene. «No habrá problemas porque se podrán solapar ambas actuaciones, es normal», avanza Escobal.

Esta adecuación del terreno contará, además, con una característica especial. «Igual que hemos hecho en las obras de Deusto, aquí la sostenibilidad será un criterio prioritario», avanza el responsable de Viuda de Sainz. Un «ecodiseño» pionero en este tipo de proyectos «que tiene en cuenta la economía circular y el uso de materiales reciclados y que se aborda de manera integral y sostenible, recuperando en la medida de lo posible el ecosistema natural mediante la creación de grandes zonas vegetadas y superficies drenantes».

Tras la visita a la zona, la pregunta obligada es para cuándo estará todo. Juan Carlos Sinde no tiene respuesta. «Depende de muchas circunstancias y de toda índole. Abandoibarra, por ejemplo, ha tardado casi 30 años en construir su último edificio…».

Fuente: El Correo